Como inician los Estudios Culturales
Los estudios culturales comenzaron en Inglaterra a finales
del S. XIX con la creación de la sociedad denominada "Culture and
Society". Esta disciplina trata de comprender las identidades raciales,
nacionales, sociales y las de género. Es por tanto, un campo complejo y muy
amplio, difícil de delimitar. El objetivo de los estudios culturales es el de
examinar el modo en el que las relaciones influyen y dan forma a unas prácticas
culturales concretas. También se trata de estudiar la cultura y analizar el
contexto político y social en que se manifiesta.
La etapa de cristalización de los estudios culturales se
produjo en la década de 1960, dedicándose los estudiosos a la influencia de la
cultura difundida entre la clase obrera inglesa. Los defensores de los estudios
culturales trataban de mostrar el surgimiento de esta clase, recuperando de
este modo la acción, las preocupaciones y las experiencias de la población de
Inglaterra, cosa que había sido rechazada hasta ese momento. Los teóricos que
promovieron este movimiento fueron Raymond Williams (1921-1988), Edward P.
Thompson (1924-1993) y Richard Hoggart (1918). Estos veían la historia desde
una postura marxista, construida a partir de las luchas sociales y de la
interacción entre cultura y economía. Sus estudios se basaban en las relaciones
de poder y las estrategias de cambio social. También se centraban en la noción
de resistencia a un orden impuesto por el capitalismo como sistema fundamental
(Mattelart, 2004: 41).
Los principios de estos pensadores se verán plasmados en
la revista "New Left Review", y en clubs como el "New Left
Club". También contribuyó de forma especial el "Centre for
Contemporary Cultural Studies" de Birmigham (1964), que inició una forma de
aproximarse al estudio de la comunicación de masas. El interés del "Centre
for Contemporary Cultural Studies"se centra en analizar de forma
específica el aspecto social, el desarrollo de la cultura, las prácticas
sociales etc. En este centro comenzaron a estudiar las diferentes jóvenes
"subculturas", también se analizó la situación de los grupos
marginales como las mujeres o las comunidades de inmigrantes.
De esta forma, se
observa el rechazo de todas estas críticas hacia el legitimismo, las jerarquías
académicas, fijándose por el contrario en lo trivial, en lo cotidiano, en los
modos, derribándose así la noción de dominación social. Dentro de este sistema
los estudios culturales pretendían enfocarse en estos grupos de resistencia, en
este repertorio que se anteponía a la dominación. De esta manera, los
fundadores de los estudios culturales disuelven la cuestión de poder y
dominación. Estos plantearon una ruptura con el legitimismo, invirtiendo las
jerarquías culturales.
Mattelart en su libro sobre los estudios culturales
clarifica esto mismo:
Pensar en los contenidos ideológicos de una cultura no es
más que comprender en un contexto determinado en que medida los sistemas de
valores, las
representaciones que contienen, intervienen para estimular procesos de resistencia o de aceptación del estatus quo, en qué medida discursos y símbolos
le otorgan los grupos populares una conciencia de su identidad y de su fuerza, o participan del registro alienante de la aquiescencia a las ideas dominantes
(Mattelart 2004: 61).
representaciones que contienen, intervienen para estimular procesos de resistencia o de aceptación del estatus quo, en qué medida discursos y símbolos
le otorgan los grupos populares una conciencia de su identidad y de su fuerza, o participan del registro alienante de la aquiescencia a las ideas dominantes
(Mattelart 2004: 61).
Verdadera Consolidación
El Center for Contemporary Cultural Studies (CCCS) nace en 1964 en la Universidad de Birmingham. La
historia del centro ha sido un ejemplo de tensiones y de debates y tolo lo que
ha sido publicado en sus working papers no merece pasar a la posteridad. Momificar quince años de
investigación en una decena de autores y de libros canonizados sería olvidar el
desorden, la pasión y la efervescencia creadora que caracterizan los
"estados nacientes". La inteligencia emprendedora de los directores
sucesivos del centro ha consistido en saber hacer colaborar en unos programas
compartidos unos investigadores cuyas preocupaciones y referencias eran diferentes.
Del
marxismo althuseriano hasta la semiología, los miembros del centro han
compartido una atracción común por lo que el establishment universitario
llamaba entonces un "vanguardismo pintoresco". Esta atención prestada
a la renovación de los instrumentos del pensamiento crítico no ha caído nunca
en la ortodoxia. El centro ha sido un caldo de cultivo formado por
importaciones teóricas y bricolajes innovadores sobre objetos considerados
hasta entonces como indignos de un trabajo académico. Este centro de
investigación constituye una combinación original de compromiso social y de
ambición intelectual que ha producido durante más de una década una cantidad
considerable de trabajos.
Los Estudios Culturales norteamericanos
El surgimiento de los Estudios Culturales, en su origen inglés, es como un
proyecto democratizador y político que tenía como base el marxismo. “La “clase”
y la valoración de la cultura popular del proyecto inglés, mantenía una
tradición crítica inaugurada por teóricos disidentes del marxismo
economicista”. (Padilla, 2003, pág. 9) Es por el año 1963, y a sugerencia del
comunicólogo James Carey, que se empieza a adoptar el nombre Estudios culturales,
en los EEUU, con el fin de rotular y agrupar una serie de trabajos y de
experiencias académicas.
El auge de los estudios culturales en EEUU se presenta de una forma
acelerada, a pesar de que su surgimiento fue en el ámbito académico, dicho auge
proviene del crecimiento del objeto de atención: el boom en la escala de la
cultura popular y su importancia en la vida de las sociedades occidentales, en
especial a partir de los años 60. “Si se mide esta importancia en unidades de
tiempo (la televisión se ve en Norteamérica una media de más de cuatro horas
diarias) o en la lealtad emocional de sus audiencias, o en el volumen del
dinero que está en juego, la importancia es obvia. No es necesario ningún
determinismo para estar de acuerdo con la observación de que una condición
necesaria para el crecimiento del mercado comercial de los jóvenes fue el boom
económico que siguió a la segunda guerra mundial.
El éxito de las políticas keynesianas, los altos índices de empleo y las
negociaciones colectivas condujeron a un boom en el ingreso disponible de los
jóvenes en los países más privilegiados” (Padilla, 2003, pág. 9) Los estudios
culturales fueron transportados a Estados Unidos en los 70´s y en esa época
ocurrian una serie de acontecimientos que no podían ser menospreciados por el
desarrollo universitario de corrientes críticas,tales como conexiones con las
turbulencias europeas de los años sesenta, los movimientos por los derechos
civiles de los negros, el feminismo y las contraculturas. Aunado a eso, en la
época de los 80´s el país en la balanza se inclinaba por una política
derechista, ello se remarco con las elecciones posteriores, en las cuales el
triunfo lo obtuvo un partido conservador sumado a eso “las minorías étnicas y
el movimiento feminista se encontraban fragmentados y con serios problemas
internos” (Quirós, 2008, pág. 5) Frente a esta serie de conflictos los
estudiosos de la cultura empezaron a buscar en la cultura popular sintomas de
resistencia que no encontraban en la política.
En los EEUU, los Estudios Culturales surgieron básicamente como una
respuesta al dominio, en el mundo académico, de las ciencias positivistas y de
la conducta. Los estudios culturales empezaron por refutar hasta lo que en ese
entonces era el objeto de las corrientes acedémicas que se habian ocupado de la
cultura popular en EEUU. “Estos razonamientos formarán parte del ideario de
Estudios Culturales en Norteamérica y tendrán, a la comunicación y a los
medios, como objeto preferencial de sus estudios. Es por ello que aparecerán
cientos de trabajos empíricos que se agruparán bajo el nombre de Etnografías de
Audiencias, siendo el consumo el objeto teórico más destacado.” (Padilla, 2003,
pág. 6).
Los estudios de audiencia se basan en la aplicación de métodos,
fundamentalmente cualitativos, a grupos de personas que recepcionan mensajes
comunicacionales. Respecto a los Estudios Culturales de audiencias Repoll
menciona: “El estudio de las audiencias se convierte en una plataforma de
investigación de los procesos culturales de las sociedades massmediatiatizadas,
en las que el encuentro entre medios, textos y audiencias se demuestra como uno
de los terrenos mejor preparados y de mayor fertilidad para la comprensión de
la estructuración de la vida cotidiana, de la interrelación constitutiva entre
los procesos micro y macrosociales que allí se encuentran” (Repoll, 2010,
pág.89) El auge de los estudios culturales de audiencias fue en los años 80´s,
partiendo de dos hipotesis previas “que la audiencia es siempre activa y que el
contenido de los medios de comunicación es siempre polisémico o abierto a la
interpretación”. (Padilla, 2003, pág. 6).
Se desarrollan vertiginosamente y, se podría decir que surgen como
reacción a dos tipos de análisis. Por un lado, están contra el modelo
“base-superestructura” de Marx en donde se explicaba el mecanismo de la
dominación en base a una estructura mayor de determinación. Y por otro, contra
el textualismo que inundó los análisis culturales en términos de análisis del
discurso, alejado de la materialidad social. El enfoque de los estudios
culturales en los EEUU cambió, mientras que en el proyecto británico la mención
de las clases es de gran importancia para los estudios norteamericanos la clase
es una categoría ausente para reconocer y resolver problemáticas en Norteamérica.
Ferguson y Golding, arriesgan un intento de explicación a este hecho planteando
que “la clase, en el contexto norteamericano, se contempla fundamentalmente,
como el producto y la consecuencia de la empresa individual (iniciativa
privada) más que de una ubicación histórica, social y política configurada de
forma compleja” (Ferguson citado por Padilla, 2003, pág. 9).
Esto quiere decir que para los estudios nortemanericanos la lucha de
clases (marxismo) es el mal en sí mismo, deciden no retomarlo y dedicarse a
resolver otras problemáticas. Además que para los nortemaericanos toda la
población mantiene un porcentaje mayor perteneciente a la clase media y tratar
de comprobarlo sería en sí mismo una pérdida de tiempo mostrándose un tanto más
enfocados al análisis etnográfico.
En ese sentido los Estudios Culturales de Norteamérica forman parte de
los Estados Unidos, que es la región donde han alcanzado un nivel más elevado
de institucionalización y donde cursos, licenciaturas y doctorados mantienen un
rango más engrandecido de estudiantes. Es también el país que produce más
publicaciones que se demandan está corriente; en Norteamérica el referente
principal es Fiske y su idea de cultura como resistencia. (Quirós, 2008) Uno de
los máximos representantes de estos estudios en EEUU fue James Lull, quien
propone estudiar a las audiencias mediante un método etnográfico caracterizado
por un empirismo cualitativo. Y plantea que es a partir de las identidades,
intereses y roles articulados en la vida familiar, que los sujetos
consumen/decodifican/resignifican los mensajes de la televisión (…) los medios
de comunicación, y en concreto los programas de información y entretenimiento,
se convertirán en objetos privilegiados de estudio. Lo mismo ocurrirá con la
introducción de dos nuevas variables de análisis: las nociones de género y de
raza.” (Lull citado por Padilla, 2003, pág. 10).
Otra de las figuras centrales de los Cultural Studies estadounidenses es
Fredric Jameson, profesor de literatura y teoría en Duke University y prolífico
analista y escritor de temas claves sobre la postmodernidad; escribió El
postmodernismo y la lógica cultural del capitalismo avanzado donde Jamenson
entiende la interpretación global del postmodernismo como lógica cultural del
capitalismo avanzado, o sea, lo entiende como los hilos conductores de la
cultura actual con profundas raíces en el sistema económico que vivimos y
sufrimos en una cierta parte de la tierra. (Reguillo, 2004) Desde el feminismo
(perspectiva fundamental en los estudios culturales) Donna Haraway ha trabajado
la figura del cygborg como una figura política que señala la ilusión óptica que
separa la ciencia ficción de la realidad. Su “Manifiesto Cyborg” es un
documento interesante para calibrar la renovación de la crítica al pensamiento
conservador que tiende a “naturalizar” y en tal sentido, a deshistorizar las
categorías a través de las cuales pensamos el mundo. (Reguillo, 2004) Esté giro
etnográfico en los estudios culturales se produce a partir de la influencia de
los debates originados en la antropología, especialmente con los trabajos de
Clifford y Marcus, en la línea de lo que se denomina etnografía posmoderna o
“autorreflexiva”. De alguna manera, la etnografía se transformó en moda en el
campo académico y se alejó del interés por las cuestiones de determinación
socioeconómica. (Padilla, 2003)
Latinoamérica y los Estudios Culturales
Los estudios culturales se presentan como un campo intelectual diverso,
interdisciplinario y político. En América Latina la marca de lo político a partir
de los años treinta ha sido tradicionalmente marxista y se institucionalizó en
1959 con la revolución cubana y los movimientos revolucionarios de los años
sesenta y setenta. Estos movimientos crearon una narrativa continental que
imagina a América Latina como unidad y que se ocupa de la relación entre la
cultura y los destinos políticos. La marca de lo cultural en los movimientos
revolucionarios latinoamericanos es notable y determina tanto lo político como
lo literario. Aunque las artes no literarias no lograron tener la misma
visibilidad mundial que el boom literario, este vínculo entre la política
“revolucionaria” y la producción artística, también es muy evidente en obras de
teatro, música popular, cine, etc., de la época. Los debates sobre la relación
entre literatura y revolución como el originado a causa del caso Padilla en
1971, interpelaron a intelectuales y artistas de todo el continente a definirse
en términos no sólo intelectuales sino también políticos.
La genealogía de los estudios culturales latinoamericanos es múltiple.
Su formación se puede pensar como un proceso de retroalimentación constante
entre diferentes grupos de la sociedad civil, modos culturales populares,
instituciones culturales, estados nacionales, corrientes de pensamiento internacionales
y continentales.
Algunos momentos importantes en el desarrollo de los estudios culturales
latinoamericanos son:
1] La tradición ensayística latinoamericana de los siglos XIX y XX;
2] La recepción de los textos de la Escuela de Frankfurt, del Centro de
Estudios Culturales Contemporáneos de Birmingham y los del posestructuralismo
francés
3] La relación horizontal (sur-sur) con desarrollos intelectuales y
proyectos académicos de otras áreas geográficas como los estudios del
subalterno y el poscolonialismo;
4] El desarrollo de una agenda de investigación en estudios culturales
latinoamericanos en Estados Unidos –esta agenda de investigación está
relacionada con movimientos sociales de políticas de identidad: feminismo,
movimientos chicano y afroamericano, militancia gay y con su importante papel
en la incorporación de teoría crítica multidisciplinaria y en su
cuestionamiento de cánones y epistemologías–. Es fundamental la participación
de académicos latinoamericanos que trabajan en las universidades de ese país.
Entre los principales intelectuales de los Estudios Culturales
latinoamericanos se pueden mencionar tres:
PRINCIPALES AUTORES
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TEMÁTICAS ABORDADAS
|
PRINCIPALES TENDENCIAS
|
INFLUENCIAS QUE HAN TENIDO DE OTROS PAÍSES
|
Fernando Ortiz
|
Creó el
término transculturación; lo hizo en otro de los clásicos del pensamiento
latinoamericano: Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar (1940,1963).
|
Ortiz se
plantea la necesidad de encontrar una nueva palabra que de mejor cuenta del
proceso propiamente americano de mezcla e intercambio de hábitos y culturas.
|
Richard
Slimbach, autor de “The Transcultural Journey”
Jeff Lewis “De
Culturalismo a Transculturalismo”
|
Néstor García Canclini
|
Propone que el
espacio cultural latinoamericano y los circuitos transicionales están
inmersos en las construcciones imaginadas sobre la identidad de nosotros y de
los otros; la élite latina construye la ciudad en semejanza a las grandes
metrópolis europeas y estadounidenses, mientras que el resto del pueblo
pretende sobrevivir con sus tradiciones en el proceso modernizador.
|
García
Canclini plantea entonces una reflexión relacionadas con nuestro papel como
latinos en un mundo ‘globalizado’, con un discurso civilizador y
homogenizante, que se consolida a partir de los procesos comunicacionales que
tiene cada región.
|
|
Jesús Martín Barbero
|
un análisis de
la cultura como mediaciones, el estudio de la globalización desde la
semiología, la relación de los medios con sus públicos, y en espacial la
maneras como esto los interpretan, que estudió específicamente para el caso
de las telenovelas enLatinoamérica
|
Su obra más
relevante es De los medios a las mediaciones donde mira el otro lado del
proceso de la comunicación llamado recepción, conformado por las resistencias
y las variadas formas de apropiación de los contenidos de los medios. La
comunicación se hace así cuestión de cultura, que exige mirarlo mediante un
contexto más amplio, teniendo en cuenta las distintas redes que se configuran
y los procesos que allí tienen lugar.
Recalca
diferencias entre lo masivo y lo popular, dando paso a nuevas lecturas sobre
este último concepto en la posmodernidad
|
Bibliografía consultada en la información de este blog
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